Sexto día: ¡Sí Sí Sí, Nos vamos a Brasil!

21 de agosto

La luz del día me despertó. Del grupo, apenas el Padre y algunos pocos estaban levantados. Afortunadamente pude ver el amanecer madrileño. ¡Hermoso!

Mirando a los lados, todas las carpas donde estaba expuesto el Santísimo habían sido desmontadas durante la madrugada, a excepción de aquella que vi caer. Pero también mirar hacia abajo. El piso estaba repleto de basura. Habían muchas botellas de agua y tarros de ensaladas de las que venían en nuestra bolsa de picnic. Por cierto, la mía estaba casi llena. Y dispuesto a desocupar la bolsa dándome un desayuno generoso, uno de los alemanes que estaba al lado de nosotros me saludó. Yo, con la boca llena, apenas pude levantar la mano.

Me llamó la atención de este grupo su unión. Eran unos 20. Para las comidas, oraciones y charlas en esos dos días de campamento siempre se hacían en círculo, a comparación de otras delegaciones. Se les veía una fraternidad tan bacana, como decimos acá. El que me había saludado era el padre que los dirigía. Pensé que hablaba español. Efectivamente, no. (Hablaba portugués). Hasta que resultamos hablando en inglés. Me cayó bien.

Ya en mi grupo casi todos estaban despiertos. Mientras, estaban anunciando la pronta llegada del Papa a Cuatro Vientos. El grupo de alemanes volvió a hacer el círculo  y me les acerqué, aprovechando que me quedaban unas manillas de Colombia para intercambiar. El padre alemán me presentó ante su grupo y cuando vio que yo le iba a regalar algo, me dio una manilla que tenía puesta. Tenía las iniciales W W J D. Me dijo (En inglés). "Si te sientes en problemas o no sabes qué hacer, mira estas letras...What Would Jesus Do? (¿Qué haría Jesús?)". Aún la tengo puesta.

Como en la "E0" ni se veía ni se escuchaba nada, todo el grupo (ahora sí, el grupo con el que yo iba) estuvo de acuerdo con irnos de ahí a una zona más central. La misa de clausura estaba por empezar. Antes, el Papa hizo un recorrido por el aeródromo en su papamovil. Pero no sé por donde lo hizo porque no nos dimos cuenta. Quedamos detrás de la fila F.

La misa empezó con el saludo de buenos días de Benedicto XVI. El himno de la JMJ suena y luego se hace la aspersión del agua. En las lecturas y el evangelio se siente la emoción de los jóvenes. Aquí acababa todo: seis días de aventura, un clima inclemente, situaciones alegres y desagradables, momentos de alegría y reflexión. Mientras, las lecturas se enfocaban en la humildad del servidor de Dios, para rematar con Mt 16, 13-20. ¿Quién es Cristo para nosotros?, nos invitaba el Papa a respondernos esta pregunta. Y ¿Sobre qué debe estar nuestra fe? Si seguimos a Jesús, sin duda, pero estando acompañados de la fe de los demás, fortalecemos nuestra propia fe. El texto también habla del origen de nuestra Iglesia, aquella que fortalece Cristo. Aquella que unida permite el seguir a Cristo sin que cada uno caiga en mentalidades individualistas.

Yo pregunto, ¿No habría que decirle esto también a las organizaciones y grupos eclesiales que no se denominan sectas pero que actúan como tal?

Por último, una motivación extra para nuestras vidas y trabajos. "No os guardeis a Cristo". A uno que a veces en ciertos entornos le da temor expresar su fe. Es una invitación a la valentía y a la confianza en nosotros mismos, con la ayuda de Cristo. Es un mensaje de envío. Al mismo tiempo el Papa nos invitaba a transmitir ese mensaje, y a no dejarnos llenar de falsas promesas de vidas fascinantes dejando de lado a Dios.

Siguió la misa: ofrendas, Padre Nuestro, la Paz, y la Comunión. Debido a la caída de las carpas-capillas por la tormenta de anoche, no habría comunión para la mayoría de jóvenes. A cambio nos invitaron a una "Comunión espiritual". Luego, el Papa procedió a bendecir las cruces que nos habían dado con las maletas del peregrino. Mientras tomaba una foto, un alemán me pidió cambiarle mi sombrero vueltiao por el que tenía puesto. (Casi todos los alemanes lo tenían como distintivo). A pesar del valor sentimental del vueltiao, accedí.

Un último discurso de Benedicto XVI. La JMJ de Madrid estaba a punto de concluir. Saludos especiales del Papa a aquellos que nos esperaban y a los sacerdotes.

El momento cumbre. El anuncio de la sede de la próxima JMJ se haría en este momento. Pero me puse a intercambiar manillas con unos chilenos. Preciso ahí, el Papa nombra a Rio de Janeiro como sede y el año 2013 como la fecha de la siguiente Jornada. 2 años de espera y no 3 a causa de los eventos que vendrán para Brasil en los próximos años. Los dejo con la celebración. (Desde el segundo 40 del siguiente video)

Vendría la despedida. El Ángelus, la bendición final y las dos canciones que más resonaron durante la semana: el himno de la JMJ y un cántico llamado "Jesus Christ, you are my life" (El "otro" himno). Luego, la larga espera para salir de Cuatro Vientos. El calor era más intenso. Mientras iban pasando delegaciones.

Nuestro turno de salir llegó. Pero la caminata hasta el metro debió ser larga para no tomar estaciones congestionadas. Debimos salir de Madrid hasta Leganés. Casi 2 horas de camino, mas el trayecto en el metro. Nos subimos aquí. 

De nuevo en Villablanca. El baño y comida se hacían necesarios. Igual nadie logró acabar con la bolsa de picnic. 

La noche esperaba. Nuestras maletas estaban listas. A la salida del albergue don Francisco Porras o, como le decíamos, Paco, nos esperaba. Él nos había acompañado en nuestra ruta por España antes de la PreJMJ. Ahora nos llevaría rumbo a la Ciudad Condal, Barcelona.

Aquí acaban estas crónicas de la JMJ. Fue una aventura increíble, llena de emociones y momentos inolvidables. Quisiera relatar mis conclusiones en otro momento. Aquellas que atañen a lo que me dejó la experiencia en lo pastoral, y sobre todo, lo referente al cómo veo a la juventud católica de hoy en día, que era uno de las cosas que quería ver en este viaje.

Queridos lectores, ¡Gracias por aguantarme!