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martes, 19 de julio de 2011

Mi Camino

Octubre de 2009. Paisaje que volví a ver recién en julio de 2011 y me recordó parte del camino
Marisol Villate, una amiga de mi hermana, estaba en el hipódromo de Randwick, Sydney, la mañana del 20 de julio de 2008. Y ella, como casi 500 mil jóvenes, escuchaban decir del papa Benedicto XVI que esperaba verlos en 3 años en Madrid, España.

Aquí todavía era 19 de julio. Yo estaba viendo TV, casualmente el canal EWTN donde estaban transmitiendo en vivo la misa de clausura de la JMJ. Desde ahí un sueño comenzó a forjarse. Y un camino empezó...

Pasé por muchos lugares de mi querido país: Manizales, Magangué, Sasaima, Barranquilla, Sabanagrande, Medellín, Cali, Popayán, Villavicencio, Santa Marta, Villa de Leyva entre otros. Recorrí en 3 años medio país, y casi todos los viajes a razón de mi fe. Y no olvidarme que mi compromiso por la pastoral LA me ha hecho recorrer prácticamente toda Bogotá, desde Usme, bien al sur, hasta Villa del Prado, bien al norte. Bastante, pero el camino no se mide sólo por distancias recorridas, eso es lo de menos.

He pasado por muchas experiencias, campamentos, pascuas, "pentecosteses", cursos de asesores, una Jojula a la que me metí dos días de visitante, cursos de animadores dirigidos, y por supuesto una misión navideña de la que jamás me voy a olvidar. De cada uno me llevo muchos recuerdos y aprendizajes. Experiencias que sin duda recordaré una a una en cada paso que dé en suelo español.

En estos caminos se suelen ganar muchas cosas. Más que lo material a mí me suelen importar más las personas, aunque no lo sepa demostrar en público. Amigos en la universidad que me han acompañado en los buenos y malos momentos, personas que me han sabido escuchar y comprender, pastoralistas de los cuales sus experiencias más que sus palabras me han enseñado bastante y personas menores que yo en las que he querido dejarles algo de lo poco que he aprendido durante mis años de actividad en el medio. 

También se pierde. Y yo puedo dar fe de eso. Discusiones con personas del medio me han dejado mal en ocasiones, a veces con razón pero a veces sin ella. Personas que dicen ser amigos y no confían en ti pero es  peor cuando te traicionan cuando uno es el que les da confianza. O por el contrario, amigos y amigas que pudieron ser pero no lo fueron por culpa de ese mal llamado timidez. Pero todo eso es bobada cuando es un ser querido el que se va. En medio de este camino me tocó. No me siento igual desde aquel día a pesar que ante mi familia y cercanos mostraba fortaleza ante el dolor. Pero sé que él está ahí animándome. Y viajará conmigo a Madrid a pesar de todos los errores que he cometido...

Ya un poco más tranquilo puedo decir esto: aquel día, y no dejaré de repetirlo, me encontré con la sorpresa de que aquel grupo que había dejado en el colegio estaba ahí a pesar de haberlos abandonado. Muchos de allí me expresaron apoyo. Y de ahí saqué fuerzas. Tal cosa pudo influir para volver a esa "familia" año y medio después.

Resultar metido en el barco de la JMJ no fue nada fácil. El dinero que debía ahorrar en 3 años no alcanzaba (soy de muchos gastos :P ). Se apareció un trabajo por el que gané parte del dinero para viajar. El resto, queda como deuda pendiente con mi familia. El otro lado era buscar con quién asistir. En la parroquia La Medalla Milagrosa no se pudo, lo conté hace un tiempo. Con Juvam existió la posibilidad. Tampoco fue. Y de viajar con La Salle me enteré muy tarde. Gracias a un amigo de mi hermana resulté en la parroquia Santa María del Prado, con el costo de tener que recorrer media ciudad todos los sábados. Pero era parte del compromiso. Y de los sacrificios por hacer este sueño realidad. Quienes pertenecen al grupo de allá me han acogido gratamente durante estos 6 meses de trabajo. Y ahora, cuando estamos preparando una muestra cultural para llevar a España, es que se ven buenos frutos!

¿Qué queda? Alistar maleta, y pensar en las cosas que habré de llevar. Sin dudarlo quiero llevar los dos botones que ya varios habrán visto en fotos y que simbolizan lo que soy. Sólo que no viajaré como Lasallista ni como Amigoniano (en lo que se refiere a la delegación). Con el permiso de los jóvenes lasallistas, especialmente de los Lazos del ITC y de los amigonianos de Colombia, especialmente de Bogotá, quiero decir que voy a representarlos. ¿Que sea digno de hacerlo? No lo sé. Pero no quiero que el hecho de viajar a nombre de una parroquia signifique que voy a olvidar lo que soy. Y les pido el permiso para hacerlo pues quiero llevar esas banderas con orgullo. Pues todos ustedes han sido parte fundamental de este camino, y sería ingrato de mi parte el olvidar eso. 

A 13 días de la partida. Ya falta poco. El camino ha sido largo...