Ya hablé de tomar consensos en todo, no?...Eso, ¿A qué nos lleva? A un principio básico cuando trabajamos en equipo: que nos tratemos en igualdad de condiciones, que nadie sea más importante que el otro.
Está bien que algunos puedan tener cargos, por decirlo así, importantes: "presidente", "secretario", "coordinador", "animador" "asesor", "religioso" o "religiosa"...precisamente una de sus funciones por estar en teoría "arriba" es la de organizar (En la práctica todos somos uno más en el trabajo). Eso está bien. Lo que no es aceptable es que por organizar desde estas posiciones uno tome la decisión de dejar de oir a otras voces o simplemente de no darles importancia. Y por ejemplo, en estas cosas de pastoral juvenil donde casi todos somos jóvenes, ¿Por qué tienen que haber voluntades que se impongan sobre otras por razones que no tienen que ver con la experiencia?
Para hablar de esa igualdad entre todos, algunos cuantos hablamos de la palabra "asociación". Lo que pasa es que unos la entienden de una forma y otros de otra. Algunos creen que una asociación es una aglomeración de individuos y fraternidades o comunidades con una organización, reglas claras y definidas enmarcadas dentro de una identidad. Según otros, la asociación es un grupo de personas que tienen un objetivo claro y hacen la promesa de cumplirlo. Para mi representa algo más: una unión de personas que parecemos distintas bajo algo que tenemos en común y que buscamos defenderlo por encima de cualquier fuerza negativa.
En unos casos algunos buscan que esas asociaciones estén subordinadas a otra organización (digamos que eclesial), en otros se quiere igualdad de trato con los demás entes de la comunidad, orden, congregación, Iglesia o lo que sea. A mí lo único que me importa es que a la asociación se le de importancia y reconocimiento en el espacio donde ésta trabaja, sin temor a ser reprimida o censurada.
Yo quisiera una Asociación de Jóvenes Católicos dentro de la Iglesia. Una asociación propositiva y activa pero también crítica. Es un sueño grande y difícil pero alcanzable con lo que tenemos. Pero esta no es la única forma como yo entiendo a una asociación. Me identifico con casi todo lo que dije atrás, menos con lo de la subordinación. Repito, entre iguales (jóvenes), ¿Para qué jerarquizarnos?
Si uno está involucrado con una causa de mente y corazón, ¿Por qué no comprometerse a ella con otros que sientan lo mismo? Y hablando de Iglesia de nuevo..¿Qué imposibilita que este compromiso se haga entre laicos? A veces nosotros mismos nos imponemos limites porque ya estamos estudiando o trabajando para otras cosas dejando de lado la voluntad de Dios. Pero en otras hay excusas de todo tipo: recursos económicos, ideas radicales, ¿algún miedo? No lo sé...
Bueno, eso era lo que quería decir ahora.
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