¿Cuál es el elemento cohesionador? – El Grupo Moderado
A través de los elementos discutidos de las dos tendencias: liberal y conservadora, empiezo a hablar sobre el elemento cohesionador: es la idea de Iglesia Católica y más allá, la idea de un Dios, de Jesús. Él es el fundamento de todo movimiento juvenil católico (y si no lo es, debería serlo) puesto que es el que lo une todo, es la base del trabajo de todas las sesiones realizadas en grupo y es aquello que tienen en común todos los pertenecientes a la comunidad. Ser cristiano católico le permite al individuo comunicarse con los demás de una manera amena con un contenido de leyes intermedias (los Mandamientos) que le permitan convivir con el prójimo sin conflictos. El Mandamiento del Amor impuesto por Jesús es una muestra de aquello que debería darse en el continuo vivir de todas las comunidades de nuestros movimientos juveniles. Como se trata de un elemento cohesionador, este factor no entra dentro de las consideraciones para determinar si un grupo es conservador o liberal, entonces aquí rectifico que tanto la creencia en Jesús como la asociación con la Iglesia no es una tradición de por sí. Sin duda, es un dogma.
Ahora, tomo el tema del carisma de las congregaciones. En un diccionario ésta es la definición de carisma (Hablando en términos de religión):
Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad
Si es un don gratuito quiere decir que cualquiera lo puede tener e incluso todos pueden tenerlo. El problema es ¿Cuál don tenemos? Si dividimos la vida en niñez, juventud y adultez, es claro que en la niñez no percatamos la existencia del don y que en la adultez ya tenemos conciencia de aquello e incluso lo empleamos. Entonces ¿Qué pasa en la juventud? Es el momento de descubrir el carisma y empezar a aplicarlo como bien dice la definición, en beneficio de la comunidad. Los movimientos juveniles católicos trabajan en su mayoría basados en el carisma puesto que cada congregación religiosa maneja uno de los movimientos y posee un carisma determinado. Si uno lo que dije de la juventud con lo último que mencioné doy una conclusión que será sin duda muy controvertida pero en cierta manera, acertada: El trabajo sobre un carisma único en los movimientos juveniles católicos es una restricción y limitante para el desarrollo del joven en su descubrimiento de la función que va a cumplir por el resto de su vida dentro de la sociedad.
Ahora, ¿Por qué? El movimiento juvenil católico es un espacio donde el joven adquiere una conciencia tanto individual como grupal determinada por el elemento cohesionador de la Iglesia. Pero si sólo va a tener un trabajo con la gente de su propio carisma o de su comunidad no va a llegar a conocer otras alternativas que le puedan beneficiar más y que aporten algo a su proyecto de vida. Los grupos toman excusas para no relacionarse con los demás: el carisma es distinto, no hacemos lo mismo, no nos hemos desarrollado como un grupo (En este caso si se dice eso es que en realidad, ¡No hay grupo!), etc., y sobre todo cuando se va a hacer una evaluación no se pueden ver defectos que sólo son notorios en la comunicación directa con grupos afines. Puedo nombrar algunas características que no pueden observarse tan fácilmente: nivel de tolerancia, respeto, honestidad, compromiso, fortaleza del grupo mismo, responsabilidad, nivel de cohesión, entre otros que puedan existir.
¿Qué se puede decir ahora sobre el grupo moderado? Diría yo que sólo un grupo con tendencia moderada podría denominarse ejemplar pues allí se muestra claramente el nivel de identificación tanto con una identidad particular como con un elemento general homogéneo a todas las comunidades. En una tendencia moderada el grupo tiene un equilibrio entre las dos variables mencionadas anteriormente (número de individuos y número de contactos con otros grupos). El número de individuos, tal como se menciona en algunos sitios, debería oscilar entre los 12 y 15 integrantes (no pocos pero tampoco son muchos). ¿Estaría bien decir que el número de contactos también oscile entre los 12 y 15? Posiblemente para establecer que cada integrante aporte algo al grupo. Pero como no toda persona posee ese tipo de contactos ni la capacidad de hacerlos, entonces se hace necesario la realización de encuentros múltiples para generar ese tipo de redes intergrupales. Sin duda, ese número que he dado es exagerado y es posible que un número mayor sea casi imposible de lograr, así que hay algún punto en que esa variable se detiene. Dos o tres grupos de contacto son poco pero si todos se tratan de grupos de distinta congregación religiosa sería bueno. Sugeriría que la “combinación perfecta” fuera así: algunos grupos del mismo carisma y un número semejante de grupos de carismas diferentes. (4 y 4 es un buen número).
Un grupo moderado no debe tener restricciones para la comunicación con individuos de otras comunidades o carismas, como tampoco se debe prestar para un sobre-individualización haciendo que la esencia grupal y la necesidad de convivir y compartir con el otro se pierda. Si hay mucha individualización, la persona considera que el otro no le puede ofrecer nada y se le olvida el elemento cohesionador católico. Por el contrario, si se hace mucho énfasis en el grupo, la persona se sentirá sin posibilidad de expresión y las tradiciones y normas impuestas serán más fuertes que el elemento cohesionador.
Esto salió bien largo, así que voy a tener que hacer una cuarta y última parte de este escrito (Y además, para que esa última parte suene concreta y convincente).
Parte 4: “Después de todo, ¿Porqué se hace NECESARIA la realización de un Encuentro Juvenil Lasallista Amigoniano?”
A través de los elementos discutidos de las dos tendencias: liberal y conservadora, empiezo a hablar sobre el elemento cohesionador: es la idea de Iglesia Católica y más allá, la idea de un Dios, de Jesús. Él es el fundamento de todo movimiento juvenil católico (y si no lo es, debería serlo) puesto que es el que lo une todo, es la base del trabajo de todas las sesiones realizadas en grupo y es aquello que tienen en común todos los pertenecientes a la comunidad. Ser cristiano católico le permite al individuo comunicarse con los demás de una manera amena con un contenido de leyes intermedias (los Mandamientos) que le permitan convivir con el prójimo sin conflictos. El Mandamiento del Amor impuesto por Jesús es una muestra de aquello que debería darse en el continuo vivir de todas las comunidades de nuestros movimientos juveniles. Como se trata de un elemento cohesionador, este factor no entra dentro de las consideraciones para determinar si un grupo es conservador o liberal, entonces aquí rectifico que tanto la creencia en Jesús como la asociación con la Iglesia no es una tradición de por sí. Sin duda, es un dogma.
Ahora, tomo el tema del carisma de las congregaciones. En un diccionario ésta es la definición de carisma (Hablando en términos de religión):
Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad
Si es un don gratuito quiere decir que cualquiera lo puede tener e incluso todos pueden tenerlo. El problema es ¿Cuál don tenemos? Si dividimos la vida en niñez, juventud y adultez, es claro que en la niñez no percatamos la existencia del don y que en la adultez ya tenemos conciencia de aquello e incluso lo empleamos. Entonces ¿Qué pasa en la juventud? Es el momento de descubrir el carisma y empezar a aplicarlo como bien dice la definición, en beneficio de la comunidad. Los movimientos juveniles católicos trabajan en su mayoría basados en el carisma puesto que cada congregación religiosa maneja uno de los movimientos y posee un carisma determinado. Si uno lo que dije de la juventud con lo último que mencioné doy una conclusión que será sin duda muy controvertida pero en cierta manera, acertada: El trabajo sobre un carisma único en los movimientos juveniles católicos es una restricción y limitante para el desarrollo del joven en su descubrimiento de la función que va a cumplir por el resto de su vida dentro de la sociedad.
Ahora, ¿Por qué? El movimiento juvenil católico es un espacio donde el joven adquiere una conciencia tanto individual como grupal determinada por el elemento cohesionador de la Iglesia. Pero si sólo va a tener un trabajo con la gente de su propio carisma o de su comunidad no va a llegar a conocer otras alternativas que le puedan beneficiar más y que aporten algo a su proyecto de vida. Los grupos toman excusas para no relacionarse con los demás: el carisma es distinto, no hacemos lo mismo, no nos hemos desarrollado como un grupo (En este caso si se dice eso es que en realidad, ¡No hay grupo!), etc., y sobre todo cuando se va a hacer una evaluación no se pueden ver defectos que sólo son notorios en la comunicación directa con grupos afines. Puedo nombrar algunas características que no pueden observarse tan fácilmente: nivel de tolerancia, respeto, honestidad, compromiso, fortaleza del grupo mismo, responsabilidad, nivel de cohesión, entre otros que puedan existir.
¿Qué se puede decir ahora sobre el grupo moderado? Diría yo que sólo un grupo con tendencia moderada podría denominarse ejemplar pues allí se muestra claramente el nivel de identificación tanto con una identidad particular como con un elemento general homogéneo a todas las comunidades. En una tendencia moderada el grupo tiene un equilibrio entre las dos variables mencionadas anteriormente (número de individuos y número de contactos con otros grupos). El número de individuos, tal como se menciona en algunos sitios, debería oscilar entre los 12 y 15 integrantes (no pocos pero tampoco son muchos). ¿Estaría bien decir que el número de contactos también oscile entre los 12 y 15? Posiblemente para establecer que cada integrante aporte algo al grupo. Pero como no toda persona posee ese tipo de contactos ni la capacidad de hacerlos, entonces se hace necesario la realización de encuentros múltiples para generar ese tipo de redes intergrupales. Sin duda, ese número que he dado es exagerado y es posible que un número mayor sea casi imposible de lograr, así que hay algún punto en que esa variable se detiene. Dos o tres grupos de contacto son poco pero si todos se tratan de grupos de distinta congregación religiosa sería bueno. Sugeriría que la “combinación perfecta” fuera así: algunos grupos del mismo carisma y un número semejante de grupos de carismas diferentes. (4 y 4 es un buen número).
Un grupo moderado no debe tener restricciones para la comunicación con individuos de otras comunidades o carismas, como tampoco se debe prestar para un sobre-individualización haciendo que la esencia grupal y la necesidad de convivir y compartir con el otro se pierda. Si hay mucha individualización, la persona considera que el otro no le puede ofrecer nada y se le olvida el elemento cohesionador católico. Por el contrario, si se hace mucho énfasis en el grupo, la persona se sentirá sin posibilidad de expresión y las tradiciones y normas impuestas serán más fuertes que el elemento cohesionador.
Esto salió bien largo, así que voy a tener que hacer una cuarta y última parte de este escrito (Y además, para que esa última parte suene concreta y convincente).
Parte 4: “Después de todo, ¿Porqué se hace NECESARIA la realización de un Encuentro Juvenil Lasallista Amigoniano?”
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