Foto: Archivo personal |
Hola a todos. Hoy empiezo a publicar una serie de artículos sobre temas con los cuales deseo cerrar este 2012 e inicio con uno del que me da mucho gusto hablar.
Cuando se es asesor de un grupo de jóvenes lo que uno más desea es que ellos tengan un buen proceso. Y este año estoy convencido de que se logró. No se puede decir otra cosa del Indivisa Manent del Instituto Técnico Central. Teníamos muchachos convencidos de lo que eran y lo que podían dar, que sábado a sábado se reunían para formar a otros jóvenes, darles lecciones de liderazgo y brindarles un poco de su experiencia para que la usen con su familia, amigos y en el colegio.
Fueron varios los espacios donde el grupo debió sacar todo lo que tenía: organizando Semana Lasallista, representando a la institución en la Jojula 6 de Sogamoso, reflexionando sobre lo que tenían en retiros y convivencias y con reuniones todas las semanas. Todo con fe, todo con el apoyo del de arriba que hacía todo posible para que las cosas salieran de la mejor manera.
Como todo grupo hay conflictos, pero siempre se trataron de solucionar. Si entre ellos no podían arreglar las cosas, los asesores intercedíamos. Y a cada caída anímica, siempre estuvimos ahí para levantar su moral y mantenerlos en la lucha.
En una comunidad pastoral se busca hacer actividades, formación catequética e integración pero lo que he notado a veces es que estos grupos terminan rompiéndose porque no se respetan los procesos. Y sobre todo, la proyección a futuro no existe. Por lo menos en este grupo existió esa preocupación entre los muchachos de mantener el legado. Para eso se forman nuevos líderes, para sembrar la semilla, alimentarla y aumentar el campo de visión. Si nos quedamos en lo mismo (o en los mismos), algún día lo que tenemos será insípido. Con nuevas caras las experiencias aumentan y las ideas florecen.
Con personas con esa vocación da gusto trabajar. Y por supuesto no se puede hablar de comunidad en este caso. Ellos lo decían, son una familia que pese a todo se mantiene unida. ¡Y permanece!
Algunos se fueron este año por cuenta de su graduación. Sé que les irá bien como personas porque cuentan con excelentes bases. Y si prefieren continuar como pastoralistas universitarios, adelante. A los que quedan, ¡A trabajar! Sé que queda gente excelente y por ello se les pedirá el máximo.
Y aún quedan cosas por arreglar. ¡Y muchas! Siempre las habrá.
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