Llegó Francisco a Colombia. Pero antes debo decir: tenía miedo y desconfianza. Este es un país muy apasionado y a la vez muy religioso. Y a veces la combinación de ambas cosas termina en hechos incluso lamentables. Quizás me he desconectado un poco del evento y de cómo la gente lo siente, pero veo que muchos se lo tomaron con mucha tranquilidad y alegría. Así fue hace unas horas, en una de las avenidas por las que pasó el Papamovil y donde, por la cercanía de mi trabajo, tuve la oportunidad de estar.
Aunque me quiero alejar un poco de toda emoción, quisiera hablar como quien ya ha escuchado a Francisco. En principio sé que él busca inspirar con sus mensajes. Puede que su intención de visitar Colombia sea particularmente pastoral, pero no tengo dudas de que en su doble rol de jefe de estado y de líder espiritual tenga algo realmente importante para decir. Y ese algo tendrá eco tanto en católicos como en protestantes e incluso en los no cristianos.
Para fortuna de muchos, los actos simples del Papa dicen mucho de su mensaje: llegar al más excluido, al más pobre. Pero no se trata sólo de esto. Su idea, según he podido entender, es lograr que el ciudadano común entienda sus palabras. Y esto nos llega a los colombianos por dos razones: una, por su estilo de trabajo. Es un sacerdote pastoralista, en todo el sentido. Le gusta la calle, tiene un lenguaje simple, prepara discursos donde quiere que le queden palabras o frases significativas a quien le escucha. Es amante de adquirir compromisos. Por otro lado, el ser latinoamericano le ayuda. Conoce nuestras necesidades, nuestras pasiones, lo que más nos mueve y conmueve. Es el típico argentino sencillo, aquel que abre sus brazos, te hace sentir en familia y no tiene parecido al estereotipo de "agrandado" que nos ha vendido la cultura popular.
En Rio le escuché. Y le puse cuidado desde mi casa cuando estuvo en Cracovia. Fue agradable saber que sus discursos realmente iban hacia los jóvenes. Nada de indirectas hacia algún líder en particular. Aún mejor, tenía la clara intención de empoderar a los jóvenes. "Hagan lío". ¿Qué mejor frase para recordarle a una persona que es dueña de su propio destino y cuenta con las herramientas para cambiar al mundo? El Papa hace llamados a la acción, así el peso de las instituciones, los gobiernos e incluso la inercia de algunas iglesias limiten las posibilidades de crecer.
El lema de la visita es “Demos el primer paso”. ¿Para quién va? ¿Para los políticos que llevan meses peleando por cuenta de los acuerdos de paz con las FARC? No creo. Es un mensaje en primera persona. Estoy seguro de que es un mensaje para el colombiano promedio, para aquel que se ha dejado llevar aún hoy por los mensajes del SI y del NO del plebiscito de octubre pasado. Es para aquel que aún no es capaz de sentarse a hablar con el otro, escucharlo y entender que también busca lo mismo, aunque tenga otros principios. Sin duda, es un primer paso para una reconciliación que no depende de tratos políticos sino de un cambio de actitud que solo viene de nosotros mismos. Es un llamado a la iniciativa, no a la espera a que todo se mueva en torno a nosotros. Creo que de eso se trata la visita del Papa Francisco. Ya veremos el domingo si tengo la razón o no.
Espero que no solo los católicos abran sus oídos a lo que tenga que decir porque el deber de la reconciliación, a pesar de las diferencias, es de todos.